Entradas

DESARMAR EL CUERPO PROPIO

La merma. María Moreno. Random House. 2025 En La merma no hay economía de lo agradable, de lo cómodo. María Moreno nos presenta y también nos involucra con su “pathos”. Si nos atenemos a esa idea debemos llegar a la conclusión de que leer su ensayo, nos lleva a la catarsis: repensar el cuerpo como incompleto, con una discapacidad lenta que ataca gran parte de la movilidad. La merma es una “capitis diminutio” de la ley. María Moreno se subleva, provoca una revuelta con la lengua, dice sin tapujos ni condicionamientos morales. María Moreno cuenta sobre su cuerpo, lo levanta de la silla de ruedas y lo hace deslizar por los pasillos del instituto de rehabilitación. Exhibe sus heridas como una liturgia de vida, de aquello que la vida le permitió hacer. María Moreno se agiganta frente a su dolor para dejar atrás una camilla, los sueros y esa asistencia monótona de los enfermeros que nunca dejan de asistir. Su sintaxis guarda el encadenamiento de los martillazos sucesivos en el papel. Nos hac...

TODAS LAS MADRES EN UNA

 La culpa es de la tierra. Gustavo Manzanal/Jorge Rivera López. Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini.  La síntesis es una operación estética. El exceso visual genera rechazo. Hay que saber encontrar objetos que “hablen” y “persuadan” al espectador de que las palabras, en fin, son sonidos que merecen un recorte. Manzanal y Rivera López arman y desarman en escena personajes que son textos con la prosa lírica de Lorca. La mujer que reúne en su cuerpo todo el dolor y la lucha se desplaza de una punta a otra “diciendo” y “gesticulando” una métrica que solo se acompaña con la canción que anticipa un destino. El espectador participa sin ingenuidad en la trama. Manzanal/Rivera López espían Bodas de Sangre entre bastidores. El teatro es devolución permanente: aquello que se entrega nunca es  lo que se conoce. En ese sentido lo dramático sorprende. Siempre el recurso visual y sonoro triunfa. Sentados en la butaca nos dejamos ganar. Hay que perder de pie. La culpa es de ...

LA CONDENA INTERIOR

 La mujer de la fila. Benjamin Ávila. Argentina. 2025 A lo mejor todos somos reclusos, presos del tiempo  y del dolor. La película de Ávila maneja el tópico de la libertad de aquellos que están entre rejas y el encierro de aquellos que pueden cruzar  hacia el “afuera” de un penal, pero con el paso de los detenidos bajo una supuesta  libertad. En La mujer de la fila la vida de encierro es la escena que no queremos mirar: somos esquivos a ver a aquellos que cumplen condena porque la “sombra” del delito nos crea una situación de privilegio. Estamos  afuera y esa condición crea una mirada salvaje sobre aquellos que están en falta. Ávila arma una red de contención entre los perdedores entre barras y los de afuera. El dolor se comparte en las caras de las visitas programadas, en las despedidas y en ese micro que casi nunca lleva a una salida. Nadie se desprende del todo: quedan fragmentos de historias y de silencios. Hay una vida que sigue siendo común y un castigo co...

LAS MAYÚSCULAS DE LO SOCIAL

La familia. Gustavo Ferreyra. Ediciones Godot. 2025 Ferreyra estudia con minuciosidad su relato: una trama elaborada como un péndulo que hilvana un árbol genealógico de año en año. Aquello que denominamos “tiempo” pasa a ser en la novela una categoría que hiere la vista y lastima. Podemos pensar que en La familia hay una cirugía o, mejor, una taxidermia de seres con los que nos topamos siempre en las esquinas; los miramos de soslayo por temor a que nos devoren con una historia de la que no queremos formar parte. Es cierto que somos “vecinos”, hasta “cómplices ingenuos” de un suceso trágico con el que nos quieren involucrar. Esa gente que intenta tragarnos es aquella que describe Ferreyra. Él, por su parte, nos somete a leer sin poder cerrar la vista -devoramos las hojas porque de tanto hacernos sentir culpables buscamos el perdón por ser dóciles a tantas palabras-. Leer es también redimirnos de un pecado venial y cruel. Nadie  va a un purgatorio. En todo caso, Ferreyra nos lleva a ...

LO INNECESARIO DE LA PALABRA

Los Buddenbook. Gerhard Lamprecht. 1923. Cine silente. Música en vivo. Moguilevsky/Lerner. Festival Cine Alemán El cine sin palabras debió recurrir al gesto, a los ojos para “decir”. Debemos pensar que el sonido añadió una vitalidad a la acción, un recurso para que el espectador disipara su mirada y su oído. Había que escuchar el texto. Sin embargo, los actores que sólo movían sus labios, simulando una conversación fueron puestos a prueba a comienzos del cine. La cámara se centraba en los ojos para crear una verosimilitud de dolor, de angustia. Somos hijos de la palabra, requerimos de la entonación y del “ruido” de la voz. Lamprecht logra a principios del siglo XX que vivamos la decadencia de una familia burguesa. Los actores se miran, nos observan y también nos someten a la tragedia. Vemos el dolor en sus manos. Todavía resuena el rostro de Falconetti en La pasión de Juana de Arco (1928) de Dreyer. Lamprecht unos años antes toma a Los Buddenbrook para testimoniar la lucha por el capit...

LA OBSTINACIÓN POR SHAKESPEARE

 Ricardo III. Calixto Bieito. TGSM  Pienso que casi todo el teatro de Shakespeare se convirtió en una fuente inagotable de experiencias de laboratorio. De esa manera han surgido, personajes dignos de “estar en pie” en escena y otros que quedaron en la “probeta”, que nunca llegaron de destilarse. Igualmente estas deformidades escénicas caminaron entre las butacas bajo los aplausos. Frankestein también pervivió sin estar demasiado apegado a lo que reconocemos como humano. Conviene aclarar en esta semiótica que pretende ir más allá de la “vanguardia” el ensañamiento con la escenografía: qué ayuda y qué no a “dialogar” con el Ricardo III que transita junto a nosotros y sale a caminar por la calle Corrientes. Una estructura tubular para que los dueños de la casa York y de Lancaster se cuelguen es un artificio “necesario” o solo para crear “efecto” que desaparece de inmediato. Hace mucho tiempo, en la década de los setenta, la actriz española Nuria Espert reoresentó Yerma sobre unos...

DETRÁS DE LA FOTO. A Pablo Grillo

Existe un fotograma, una sucesión de fogonazos anteriores al disparo final. Una cadena de secuencias que sólo vos tenías en mente antes del disparo con el que se suspenden tus dedos y toda esa ingeniería de luz, abertura y diafragma. Siempre entendiste la cámara como detonante para fijar de una vez por todas el momento necesario, ese que aterra a la violencia y enceguece al poder. Esa última imagen es prueba indudable de la opresión, es puro testimonio veraz de tu compromiso con la vida de todos. Nunca serás un montón de palabras en vano, el destino nunca se pronuncia, corre por la zona de Congreso sin voz, se desprende de una “toma” que denuncia. Cada hombre busca a su manera convertirse en muchos, para repetirse en un celuloide, en una foto que trata de explicar lo injusto. Enseñaste a que la vida “quema” porque pide testimoniar aquello que enredan las palabras. Seguro que vas seguir con una cámara en mano. Fue tu manera inclaudicable de oponerte.