UNA NOVELA CON PULSO
Los llanos. Federico Falco. 2020
De la misma manera, que nuestro tiempo presente desentierra el pasado con el que nos construimos, vivimos como granjeros. Hasta la ciudad, como un gran espacio artificial, nos permite “cultivar”. La escuela es el primer “tractor” que abre nuestro vacío: ese agujero a través del cual nos arrojan al mundo. No es porque con frecuencia pisamos adoquines y subimos a subtes, estamos alejados de las hortalizas y de las verduras. Cultivamos en los departamentos, en nuestras habitaciones. Cultivar es estar presente frente al otro: es la cultura con la que formamos comunidad. De esa manera, podemos decir que día a día hacemos crecer nuestras vegetales. Falco es minucioso en su plan de escritura, letra a letra, con ritmo pausado pero certero nos cuenta su surco íntimo, su hendidura personal. Falco siembra, nos invita a subir a su arado para cavar. Alterna su “texto privado” con la extensión de su abandono. Los llanos puede llegar a horadar la interacción humana, los vínculos, las camas abandonadas por el hastío. Su palabra es la lluvia necesaria. Es la monotonía de la respiración.
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