LA MÚSICA Y LA VOLUNTAD

Werckmeister Harmonies. Béla Tarr. Agnes Hranitzky. 2000

La obsesión de Tarr es el poder y los sometidos. Con ese tópico deambulan por un pueblo habitantes desencantados que buscan una revuelta. Todo está ligado a un espectáculo de circo que predice el destino de la insurrección: una ballena inmensa que se exhibe a las órdenes de un Príncipe que anima el espectáculo. Tarr reúne, tal como sucede en las grandes obras, hechos aparentemente inconexos, pero que luego el desarrollo de la trama los rearma para lograr lo discursivo. Las escenas son precarias; los personajes viven con lo mínimo y comen lo indispensable para mantenerse de pie en una sociedad hambrienta de líderes. La ballena cumple un indicio fundamental: es un “artefacto” para visitar; algo novedoso que atrae en un mundo sin posibilidad en una comunidad regida por lo regular y el desasosiego. La música de Werckmeister irrumpe como un esquema que se debe componer. Quizá el aviso de Tarr es la carencia desármonica que fastidia al universo. Quizá una premonición para no permanecer por siglos escondidos en el “vientre” de la ballena bíblica.

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