BAILAR LA VIDA

Sátántángó. Béla Tarr/Lázló Krasznahorkai. Hungría. 1994


Tarr nos muestra secuencias tan infinitas y lentas para simular la misma. Sátántangó es la ilusión casi perfecta de la pausa del tiempo: una morosidad que nos enlaza a todos en una misma red. No somos ajenos a nada. Tarr nos enseña nuestra complicidad con el destino. La falta de vulnerabilidad propia de los humanos es solo un artificio para no “mirar” alrededor. Sátántangó está construida con la óptica del detenimiento. Nada se disuelve en nuestros dedos en segundos. Todo es un proceso irreductible que se pone en marcha para no volver hacia atrás. La lluvia constante, el barro y los animales que deambulan a la deriva son artificios para crear la sensación de lo inestable, de una utópica libertad que solo sirve para envolvernos en una “madeja”, asfixiarnos en una fuga inútil, envolvernos en sobretodos húmedos y acumular botellas de alcohol vacías. Para Tarr el hombre huye porque no puede disponer de la libertad; le da miedo la completa voluntad y prefiere lo sórdido, resbalarse con botas sucias y orinar en palanganas oxidadas por el uso. Sátántangó es un gran cuadro de una desolación que nunca nos sirve como ejemplo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

UÑA VEZ MÁS EL ETERNAUTA

LA VOLUNTAD Y LO CASUAL

DECIR SIN DECIR