LA VÍCTIMA EN CUESTIÓN
La gaviota. Rubén Szuchmacher. Teatro General San Martín.
Antón Chéjov reproduce la mordacidad de un sector social en decadencia, actor de una crisis estética ante las nuevas “matrices” del arte. Chéjov introduce una “escena” duplicada que se encastra en la vida real. En efecto, los parlamentos de La gaviota parecen desviar la atención de los personajes sobre lo que les sucede. Ellos recitan los conflictos como si estuvieran encerrados entre bambalinas. Hablan entre ellos en forma esquiva, acuden a la literatura como salvaguarda de sus verdaderas pasiones. No son ellos, son otros los que se agitan en el encierro de una casa de campo.
En dónde queda lo humano? Quizá el hombre real es quién posterga una decisión final y fatal. A la gaviota la extermina el hombre, por puro deporte; el ser humano elige ponerse fin. Aquello que comienza y acaba tiene un “autor” como la misma obra de arte. La gaviota quizá tenga un privilegio: no poder merodear sobre su propio final. El arte también escoge sus mártires.
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