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Mostrando entradas de febrero, 2023

ALIVIO

Elba la veía frotarse las manos sin parar. Sentada sobre el borde de la silla, Celeste se hamacaba. Por favor, quédate quieta. Puede llegar de un momento a otro, dijo Elba poniendo voz de grande. Celeste quiso contestar ese no me importa nada con que enfrentaba a todos. Dónde lo pusiste? Ahora no te acordás, no? Silencio y otra vez las manos cruzadas. Ese fregarse para limpiarse esa mancha sin borde que no quería que saliera de su boca. Elba miraba de rato en rato la hora clavada en ese reloj del comedor. Yo no hice nada. Eras la única que sabías adónde estaba la plata. Te dejamos sola un rato y ya metés la mano en los cajones. La voz de Elba se parecía a un puño que le pegaba en la cara. Ya revisaste todo y no encontraste nada. Celeste inclinaba la cabeza porque Elba le agarraba el pelo negro y se lo tiraba para hacerle doler tanto como esa plata que ya no estaba más en el cajón de la cómoda. Quería que su hermana devolviera el dinero. Ella iba a contar todo, cuando se abriera la puer...

CUERPO/ESCRITURA

Continuando con mi Interés en descubrir en qué consiste el hecho de leer, me enfrenté por segunda vez con Lezama Lima su réplica cubana de Virgilio y Paradiso. Mis ojos descienden obligados por Lezama a través de secuencias “alambicadas” como si estuviesen dispuestas en la mesa de un laboratorio. Paradiso no es más que la extensión en párrafos de un único cuerpo en el que se unen personajes, grafías y discurso. Entiendo que leer a Lezama es aceptar un “combate” con la lengua. En este enfrentamiento, el español se hunde en el mismo español: la palabra emerge imbricada en su propio sistema. Lezama recrea derivaciones morfológicas, gramaticales para empujarnos a leer como una tarea de pesquisa. Un cuerpo, el del texto, asoma desde una hendija claroscura, para desafiarnos. Una novedosa manera de confrontar lengua con lengua, como una operación de traducción, como cuando nuestra vista inspecciona las caras ensombrecidas de La lección de anatomía del Doctor Nicolaes Tulp pintada por Rembrand...

CORTÁZAR Y LOS CUERPOS

Lo mejor de Cortázar es la forma simétrica de sus relatos. Todos los “cuerpos” se duplican, se extienden y borran los márgenes. Quién es el Axolotl? El adentro y afuera en Cortázar es una membrana delgada que permite que el contorno de dos cuerpos se adelgace hasta ensamblarse. La manera perfecta de encajar, quizás, es la de los pasajeros en Ómnibus: todos confundidos en las mismas flores. Julio nos adiestró en la técnica de “ver” un otro, un espía que nos interpela. Un cuerpo también es palabra, una manera virtuosa de componer a un sujeto para que lo traduzcamos como si fuese nuestro propio texto. Al cuerpo lo trastocan acontecimientos. La magia consiste en salir ilesos o, por lo menos no estar muy seguros de nuestra responsabilidad en la propia “vida”.    Gracias Julio.

EL ODIO: UNA PASIÓN (Spinoza/Macbeth)

Como mi interés hoy se instala, además de la escritura, en revisar la presencia de los autores clásicos en la filosofía. Gracias a Juan Quiroga. y a Santiago Ragonesi como impulsores de las actividades del CDLDT me acerqué al estudio de las pasiones. Mi tarea es incipiente y mucho es el entusiasmo. Carlos Quiroga, como siempre, me aconsejó la lectura de Spinoza según uno de los trabajos de Atilano Domínguez sobre  el sistema moral del filósofo. En la explicación de Spinoza sobre los afectos, el conato y los impulsos, No pude abandonar mi lectura sobre Macbeth (en realidad casi todo Shakespeare) y de los “afectos” que impulsan a Macbeth a no renunciar a cada una de sus muertes. Lo que yo ingenuamente pensaba nada más que en un desequilibrio imparable, ahora, veo que puede corresponder, en la arquitectura de Spinoza, al odio derivado de la tristeza. Macbeth lucha con esfuerzo en apagar su tristeza con más odio: una manera cruel de matar para generar un equilibrio imposible. Pienso qu...

SETÚBAL Y EL SUEÑO

Caminó con paso lento hasta llegar al puerto. Todavía quedaban hombres enrollando cuerdas mojadas por el mar. Ninguno de ellos necesitaba soñar con una nueva costa. Tenían todo a mano. Se miraban entre ellos para asegurarse de que habían llegado. El brazo del Atlántico lo retenía, como si lo absorbiera y lo empujara a una barcaza. Los hombres soñamos con poco, pensó. Apenas nos alcanza con el agua salada, cerrar los ojos y escuchar el ruido de los remos. Hizo aquello que le habían indicado en el hotel. Se quedó en la playa, acostado boca arriba. Otro mar con nubes lo enfrentaba. Los marinos se preguntaban por la pesca de barco a barco. Todo lo que sucedía en ese momento se parecía a todo aquello que los hombres distraen para no pensar en el límite, en lo próximo. Quiso acercarse para escuchar. Desde mucho tiempo atrás el peor pecado humano es la curiosidad. Desistió. Buscó soñar cómo cuándo conservaba la impertinencia y el desafío en su piel firme. La libertad tiene gusto a mar salado ...