TODAS LAS MADRES EN UNA

 La culpa es de la tierra. Gustavo Manzanal/Jorge Rivera López. Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini. 


La síntesis es una operación estética. El exceso visual genera rechazo. Hay que saber encontrar objetos que “hablen” y “persuadan” al espectador de que las palabras, en fin, son sonidos que merecen un recorte. Manzanal y Rivera López arman y desarman en escena personajes que son textos con la prosa lírica de Lorca. La mujer que reúne en su cuerpo todo el dolor y la lucha se desplaza de una punta a otra “diciendo” y “gesticulando” una métrica que solo se acompaña con la canción que anticipa un destino. El espectador participa sin ingenuidad en la trama. Manzanal/Rivera López espían Bodas de Sangre entre bastidores. El teatro es devolución permanente: aquello que se entrega nunca es  lo que se conoce. En ese sentido lo dramático sorprende. Siempre el recurso visual y sonoro triunfa. Sentados en la butaca nos dejamos ganar. Hay que perder de pie. La culpa es de la tierra nos enseña a batallar para ser vencidos.

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