UNA AUSENCIA MUY PRESENTE
Aún estoy aquí. Walter Salles. Brasil. 2024
Salles narra la historia frecuente del poder y de la opresión. Cuenta con imágenes potentes que exhiben el dolor de la ausencia. La escena inicial de Todavía estoy presente da cuenta de una mujer en el agua, su cabeza sale a la superficie bajo un cielo en el que sobrevuelan helicópteros. Salles da indicios, señales de tensión que crecen poco a poco. Él maneja con habilidad cómo diseminar los sucesos para crear “clima” de asfixia. Quizá la linealidad del argumento consiste en no dar pausas, en no crear demasiados “hiatos”. La represión de la dictadura para sostenerse y la de la resistencia para encontrar su voz tampoco tienen calma. En la película todo se agita: las camionetas blindadas en la calle, los recortes periodísticos y las fotos guardados en cajas. La cautela familiar es una estrategia para sobrevivir y poder “enterrar” a los muertos. Esa mujer del inicio logra sacar medio cuerpo afuera para poder sobrellevar la pérdida junto a su familia. Salles testimonia en Todavía estoy aquí a todas las víctimas que han querido soñar un destino. Salles saca fotos como forma de victoria futura.
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