ATRAPAR AL ESPECTADOR

Mullholland Drive. David Lynch. Estados Unidos. 2001. MUBI


Una carretera es un desplazamiento espacial y temporal. Lynch logra suspender la atención del que ve. Todos estamos en una ruta para poder escapar de lo cotidiano. En Mullholland Drive nada está dispuesto por azar. La habilidad de un director no es sólo lo estético sino en disponer de una estrategia para captar: hay en Mulholland una imposibilidad de prever. Las consecuencias de los sucesos nunca están al alcance del que observa los acontecimientos. Ninguna respuesta de los protagonistas es esperable. Lynch traza un camino para lo inimaginable. En ese sentido, la película destruye lo “maniqueo” del cine y se vincula con  los personajes a quienes se les escapan los objetos de las manos, como la bola Rosebud, del Ciudadano Kane, de Welles. Si hay algo que sí se puede sostener en Mulholland  es lo disperso: todo es fuga inasible. Quizá los personajes “huyen” también de ser “caricaturas” del cine convencional, en los se se los persigue por no estar adheridos al celuloide. Mulholland nos recuerda a las rutas famosas: la de París, Texas de  Wenders, o a la de los replicantes de Riddley Scott en Blade Runner. En el cine las mejores “huidas”  nunca llegan a destino, no hay cárceles ni justicia.

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