LA SANGRE COMÚN
Los domingos mueren más personas. Iair Said. Argentina. 2024
Ser incluido en un linaje implica revisar el mito del canibalismo. Hay demasiado cuerpo que el ritual familiar “devora” sin dejar ese exceso de culpa por no querer pertenecer, por no desear ser incluido como miembro. Said presenta a un héroe trágico que reniega de una historia que ya no le pertenece. Es un “extranjero” en los vínculos y en las urgencias que implican las muertes próximas. La familia constituye una permanencia irreductible que también combate contra la muerte: el ritual fúnebre, la oración y el resto del olor al que ya no está son meras excusas para sostener que quién desaparece para el resto es un fantasma que se permite entrar y salir por las habitaciones. Said prepara una gran escena de despedida; aquello que sucede entre los bastidores es para probar cuánto hay de apego en el “clan” y si las reglas de pervivencia son legítimas o casuales. Nada de lo que sucede en la película de Said sale de lo cotidiano. Los personajes interactúan con una frecuencia mecánica y programada sin demasiado esfuerzo por implicarse. Quizá la vida sea una canción que se repite de memoria por el solo hecho de confirmar la presencia en un entorno, una convención que facilita la legalidad.
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