LA CONDENA INTERIOR
La mujer de la fila. Benjamin Ávila. Argentina. 2025
A lo mejor todos somos reclusos, presos del tiempo y del dolor. La película de Ávila maneja el tópico de la libertad de aquellos que están entre rejas y el encierro de aquellos que pueden cruzar hacia el
“afuera” de un penal, pero con el paso de los detenidos bajo una supuesta libertad. En La mujer de la fila la vida de encierro es la escena que no queremos mirar: somos esquivos a ver a aquellos que cumplen condena porque la “sombra” del delito nos crea una situación de privilegio. Estamos afuera y esa condición crea una mirada salvaje sobre aquellos que están en falta. Ávila arma una red de contención entre los perdedores entre barras y los de afuera. El dolor se comparte en las caras de las visitas programadas, en las despedidas y en ese micro que casi nunca lleva a una salida. Nadie se desprende del todo: quedan fragmentos de historias y de silencios. Hay una vida que sigue siendo común y un castigo compartido. Quizá sea una “asociación ilícita”
que aún falta legislar. El código de las emociones todavía carece de sentencia firme como si el hombre en prisión estuviera también privado de “realidad”.
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