ESTAR VIVOS
El jockey. Luis Ortega. Argentina. 2024
Quizá la gran utopía del ser humano es conjeturar sobre el impulso a moverse, a caminar. Se puede complicar un poco más esta hipótesis. Freud indagó y generó su teoría sobre las pulsiones. Pero el origen del movimiento y de la necesidad de la velocidad tiene una contrapartida màs allá del instinto. Hay situaciones que arrastran de un punto a otro de la vida como un zig zag que empuja y nos lleva a desconocernos. Vivir es un rompecabezas al que el hombre se doblega, una partida de ajedrez, tal como indicaría Borges, en la que se desconoce a ciencia cierta, quién domina las piezas. El jockey es una metáfora sobre la voluntad, la decisión y el destino terrenal. Hay una relación primaria entre el hombre y el caballo: una sujeción problemática sobre quién ordena a quién, quién resulta sujeto disciplinado. El mundo antiguo del que todavía hay bastante para aprender, creía en la “moira”, el destino programado por los Dioses. El cristianismo reduplicó lo disciplinario y habíó de lo venial de la existencia y de un perdón cruel que nunca estaba en la tierra. Lo cierto es que lo pasivo pareciera ser atributo de lo vivo. Un P4R para iniciar una partida.
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